Tras el turbo del coche se halla una pieza mecánica pequeña en dimensiones pero de precio elevado si tenemos la mala suerte de que presente síntomas de rotura o desgaste. Desde los años 60 cada vez más vehículos incorporan turbocompresores para ganar potencia, con menos consumos y emisiones contaminantes. Pero, ¿Cómo funciona y cuáles son las principales averías del turbo del coche? En este artículo desvelamos las dudas sobre este componente clave en la mecánica de tu vehículo.
Más del 60% de los vehículos que circulan por carreteras españolas cuentan con un motor turbo, siendo los coches diésel los principales automóviles que incorporan esta pieza de sobrealimentación.
Para quienes sea un auténtico desconocido, el turbo del coche se encarga de incrementar la potencia del motor. En esta misión, recupera una proporción de los gases del escape que, tras enfriarse, vuelven de nuevo al turbocompresor para aumentar su rendimiento.
Este pequeña pieza causa una auténtica revolución en el motor de un vehículo. ¿Por qué? Porque gira a más de 200 000 r.p.m, una velocidad próxima a la del sonido y en su interior circulan los gases del sistema de escape alcanzando los 1000 ºC.
Ante tal actividad, es imprescindible cuidar el turbo del coche porque, en caso de rotura, la reparación de puede costar un máximo de 3 000 euros e incluso el daño total del motor , lo que la convierte en una de las averías de coche más caras.
Cómo cuidar el turbo del coche para que dure tanto que parezca inmortal
1 – Arranca el coche y mantén el vehículo en ralentí dos minutos
La lubricación es un factor decisivo en el óptimo funcionamiento de los turbocompresores. De ahí que los especialistas recomendemos esperar un tiempo para que el turbo aumente su temperatura y el aceite bañe sus piezas.
Este cuidado es especialmente aconsejable si el vehículo está frío. Si siempre que arrancas el coche circulas sin una mínimo tiempo de espera, la lubricación no llegará a los diferentes componentes y estos acabarán rozando en áreas importantes.
¿El resultado? Este hábito en la conducción diaria puede acabar acarreando la rotura y sustitución del turbo del coche.
2 – No pises el pedal del acelerador al arrancar el coche
Muchos conductores tienen esta mala costumbre cuando, si fueran conscientes de sus consecuencias, seguro que dejarían de ponerla en práctica.
La puesta en marcha de un vehículo con el acelerador pisado acaba generando un sobresfuerzo al ciertas partes del motor y el turbo del coche sufre más de la cuenta.
Por este motivo, te recomendamos que arranques el coche con el pedal de embrague pisado y sin acelerar.
3 – Nunca fuerces un coche en frío
Imagina que estás a punto de salir a una carrera. Dan la salida y te lanzas a correr como si no hubiera un mañana. Lo das todo en los primeros metros pero, al pasar el primer kilómetro, ya te faltan las fuerzas y tu cuerpo no puede responder.
En un vehículo sucede exactamente lo mismo. Si sales a la carretera pisando el acelerador a fondo como forma de conducción habitual, al final los componentes del propulsor se verán afectados porque no se han lubricado en su totalidad. ¡Adiós al turbo del coche!
Con el coche en frío, recuerda no conducir a más de 2 000 r.p.m. y trata el pedal del acelerador con guante de seda, sin prisas y con seguridad.
4 – Nunca ahorres en el aceite del motor
Un aceite de buena calidad es el artífice de que todas las piezas del motor se lubriquen correctamente y favorezcan el funcionamiento del todo el engranaje sin sustos.
Desde Claxon cuentas con aceites para tu coche de alta calidad. Si llevas tiempo sin cambiarlo, acude a uno de nuestros talleres mecánicos porque estás ante una labor de mantenimiento del vehículo crucial para su óptimo rendimiento.
Junto con la excelencia del aceite del motor, los filtros del aceite deben estar en perfecto estado para evitar que toda la suciedad e impurezas acaben depositándose sobre los componentes mecánicos.
5 – Nunca pases por alto las revisiones periódicas de tu coche
Con los kilómetros y el paso del tiempo, tu vehículo se va deteriorando y precisa de un detallado chequeo para evaluar su estado de forma.
En este artículo ya te contamos cada cuántos kilómetros has de revisar tu coche, pero incluso te animamos a que te adelantes a las pautas generales porque la salud de tu automóvil siempre lo agradecerá.
El cambio del aceite y los filtros se vuelven vitales y se transforman en misión de obligado cumplimiento cada año aunque tu coche no llegue a los kilómetros estipulados por el fabricante.
6 – Antes de apagar el motor, el turbo del coche debe reposar
Esta recomendación se da especialmente cuando hemos sometido al vehículo a trayectos con continuos arranques y paradas.
En este caso te aconsejamos que no quites el contacto de golpe para que el aceite se quede en el interior del turbo y se queme al parar la lubricación, dejando la turbina a altas temperaturas.
Sin duda, un sencillo gesto que a la larga evita importantes (y costosas) averías.
Principales síntomas de que el turbo del coche pronto jugará una mala pasada
Tras conocer cómo debes cuidar este componente de tu vehículo, te damos algunas claves para detectar los síntomas de un turbo del coche que lanza llamadas de socorro.
1 – ¿Sale humo blanco o azul del tubo de escape? ¿El coche consume más aceite del normal?
Cuando un vehículo consume demasiado aceite, llegan los peores presagios. Además, ten presente que el aceite es clave para el óptimo funcionamiento de los turbocompresores que siempre han de estar lubricados.
Si el consumo de aceite resulta excesivo, lo más normal sea que el aceite acaba entrando en el sistema de admisión, quemándose en el interior del motor.
Como consecuencia, del tubo de escape del coche sale un humo de color blanco con tonos azules. Si lo detectas, acude a tu mecánico de confianza.
2 – Si su rendimiento ha descendido o el coche da tirones al circular
3 – Adviertes sonidos raros bajo el capó del coche
4 – Notas silbidos o un sonido más grave procedente del motor
Ante todos estos síntomas, toma decisiones rápidas: lleva a tu coche al taller sin pensártelo dos veces y nunca formules el dicho «hoy no, mañana», porque mañana puede ser demasiado tarde para el turbo del coche y el óptimo estado de tu automóvil.