En menos de 10 años, el futuro de los coches diésel ha caído en picado. De ser reconocido como la opción más eficiente y ecológica frente a la gasolina, hoy encabeza la lista negra de los combustibles. En esta crónica de una muerta anunciada todos intervienen. Los fabricantes ya han anunciado que no apostarán por su fabricación en los próximos años, al tiempo que ciudades como Madrid han impulsado medidas para prohibir los vehículos diésel. ¿Quieres saber los motivos para erradicar el gasóleo de las carreteras? Los conocemos y te los contamos.
Poco a poco se están quedando solos. Los coches diésel desaparecen; grandes fabricantes como Volvo anuncian que no desarrollarán vehículos de gasóleo y las medidas anti contaminación se recrudecen en las grandes ciudades como París o Madrid para prohibir el acceso de los vehículos propulsados por el que hace apenas 10 años era el combustible estrella.
¿Qué ha sucedido para que se hable del fin del diésel sin titubeos? Las cifras han hablado por sí solas. Un estudio realizado por Arval, compañía del grupo BNP Paribas dedicada al sector de la movilidad, afirma que la toxicidad de los coches con aceite de motor diésel es mayor que la de la gasolina.
Según ratifica esta investigación, los coches con diésel producen 4 veces más de dióxido de nitrógeno (NO2), con un porcentaje adicional del 22% de material en partículas, que acaban penetrando sin darnos cuenta en el cerebro, los pulmones y el corazón.
Hace 10 años se vivió la fiebre del diésel. Esta circunstancia motivó que muchos conductores europeos se decantaran por este combustible porque se aseguraba que era bueno tanto para la conservación del planeta como para el bolsillo. Afirmaciones que no se ajustaban a la realidad.
El exceso de vehículos diésel recorriendo las ciudades ha favorecido los altos niveles de contaminación, situación que ha motivado la progresiva prohibición de los coches de gasóleo en los centros urbanos.
2025 se señala como el año en el que desaparecen todos los coches diésel de la circulación de ciudades como Madrid, París y Ciudad de México.
El futuro de los coches diésel pinta negro: El descenso en las cifras y medidas europeas para su prohibición
¿Sabías que en 2017 las ventas de vehículos de gasolina ganaron la partida de las de los coches diésel con una cuota de mercado del 51,1% frente al 48,3% del gasóleo? Y eso que en España el diésel siempre ha sido el rey de los carburantes.
En noviembre de 2017, Bruselas nos sorprendió con su anuncio, tomando las siguientes conclusiones:
- En enero de 2018 se inicia la prohibición de los coches diésel Euro 1 anteriores a 1997 y sin Euro de antes de 1992.
- Hasta 2025 solo los coches Euro6.
Las altas emisiones de óxido de nitrógeno (NOx) de los vehículos diésel ya han sido objeto de estudio desde el Parlamento Europeo a autoridades nacionales.
Desde ambos lados se ha realizado un ejercicio de autocrítica con el objetivo de imponer medidas que favorezcan la restricción de los vehículos que circulan por las carreteras.
Cómo piensan prohibir los coches diésel las grandes ciudades del mundo
París, la pionera en el fin del diésel
La alcaldesa Anne Hidalgo anunció a finales de 2017 que 2025 sería la fecha escogida para la desaparición de los coches diésel de sus calles.
Ya han iniciado la prohibición, cortando el paso a los vehículos desarrollados entre el 1997 y el 2000. Quien se salte esta norma, recibirá una multa de 22 euros como mínimo.
La ciudad del Sena ha sido la primera en poner en marcha el sistema de etiquetado ambiental con seis categorías diferentes, indicando el año del coche, la eficiencia energética y su nivel de emisiones.
¿Su objetivo? Apostar por el uso progresivo de los automóviles eléctricos y el transporte público, mientras que los coches diésel desaparecen.
Madrid pone cerco al diésel
En los últimos 8 años, Madrid ha sido avisada por la Unión Europea de superar con creces los niveles de contaminación atmosférica.
Por este motivo, entre las principales medidas adoptadas por la alcaldesa madrileña Manuela Carmena destaca al limitación de circulación en la Gran Vía a autobuses públicos y taxis a lo largo de los próximos 3 años.
Asimismo, cuando los niveles de contaminación son muy elevados, en Madrid se pone en funcionamiento la norma de restricción de vehículos en circulación según su matrícula. Además, se ha incrementando el número de calles peatonales y las zonas libres de emisiones.
No obstante, la desaparición definitiva de los coches diésel pasa por una mayor apuesta del transporte urbano, con el metro de Madrid a la cabeza, además de impulsar el uso de los vehículos eléctricos.
Esta tendencia cada vez se impone con más fuerza, aumentando sus ventas este año en un 90%.
Alemania, a la vanguardia en conducción ecológica
Desde hace 10 años, en Alemania opera el sistema de pegatinas verdes, amarillas y rojas, diseñadas para calificar las emisiones del coche. De este modo, todo vehículo cuya catalogación sea peor que rojo, no puede circular por el centro de la ciudad.
Por el momento, Alemania está siendo firme en su compromiso con alcanzar los 80 gramos de óxido de nitrógeno, estándar que deben cumplir todos los coches diésel desde 2015.
Mirando al futuro, sus intenciones se centran en la prohibición del uso de vehículos de combustión en 2030, decisión que obligaría a utilizar solo coches eléctricos y propulsados por hidrógeno.
Londres, una apuesta firme por otros modelos de conducción
Aunque la capital inglesa cuenta con diversas iniciativas para controlar la contaminación atmosférica, sí es cierto que Londres se sitúa como pionera en el uso del primer autobús público de hidrógeno con cero emisiones.
A esta medida se une que cuenta con 73 vehículos totalmente eléctricos y los coches híbridos forman el 20% de toda la flota de la ciudad.
En 2019 se pondrá en marcha ULEZ, una iniciativa que busca crear una zona de emisiones muy bajas. Además en breve pondrá en funcionamiento la tasa T de toxicidad, en la que cada vehículo que supere las emisiones de la Euro-Norm 4 deberá abonar una tasa de 20 dolares, más la tasa de Congestión.
Todas estas medidas se enmarcan dentro del cumplimiento del Acuerdo de París de principios de junio de 2017 entre cuyas claves destaca la reducción de emisiones para luchar contra el cambio climático.
Conclusión
Visto lo visto, los coches diésel desaparecen. No sabemos dentro de cuántos años dejaremos de verlos rodar por las carreteras.
Sin embargo, todas las medidas desarrolladas desde los organismos nacionales, europeos e internacionales a las políticas impulsadas por los fabricantes evidencian un futuro complejo.
Las emisiones contaminantes de los vehículos diésel son una realidad que impacta de pleno en la conservación del medio ambiente y el bienestar.
En resumen, recogiendo las palabras de Nicolas Hulot, ministro de Transición Ecológica y Solidaria de Francia, «la lucha contra el cambio climática supone una mejora en la vida diaria».